La Duda y la tercera vía.
Dudar, esa es la
cuestión.
De acuerdo a las
enseñanzas de Hermes Trismegisto, una de las Siete Verdades o Leyes en que se
divide la Verdad expresada en el Kybalión, en la cuarta ley dice:
“Todo es doble, todo
tiene dos polos; todo, su par opuesto: los semejantes y los antagónicos son lo
mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los
extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas
pueden reconciliarse.”
El Universo en que vivimos
es dual y esto es bien claro.
En nuestros actos más
primitivos, esos que guardamos en Cerebro Reptiliano o Archipallium (del que he
hablado en una nota anterior) se conducen por vías duales: atacar o huir;
agrado o desagrado; dolor o placer. Y ante esto el resto de la mente establece
su estrategia de sobrevida.
Hasta allí, parecería que
no nos queda más que dos caminos por elegir; que desde que nacemos, tendremos
que regirnos por un mundo dominado por un sistema binario.
La realidad es así,
plana, de ceros y unos, de puertas que se abren o están cerradas, de sendas que
nos llevan a un lugar llano o a uno sinuoso. Nos cueste o no comprenderlo, esta
existencia se asemeja en mucho a la que pinta Edwin Abbot Abbot en su libro “Planilandia”
escrito en 1884 (sátira social); es una sociedad humana que en su gran mayoría
se rige por decisiones binarias, polarizadas, chatas.
Sin embargo, si realmente
todo estuviese encadenado a este sistema, no hubiésemos evolucionado mucho más
allá de lo que nos permitiera la chatura de ir eligiendo blanco o negro, sur o
norte, positivo o negativo.
Hemos llegado mucho más
lejos.
¿Y como lo hemos hecho?
Saliéndonos del plano
binario, inventando una tercera vía: DUDANDO.
He aquí cómo hemos
solucionado la polarización o la dualidad en que hemos nacido.
Simplemente comenzando a
poner en duda todo aquello que vemos, oímos, tocamos, saboreamos, aprendemos,
sentimos.
Es nuestra capacidad de
duda lo que hace que nos planteemos una tercera vía en la dualidad universal y
podamos desarrollarnos.
Pero no todos los seres
humanos utilizamos esta alternativa constantemente; no toda la humanidad ha
sido motivada para que esta herramienta esté en las manos y la mente de todos
en todo momento, de modo que seamos conscientes de las decisiones que se toman.
Por diversas razones,
algunas naturales, otras especulativamente manipuladas por grupos de entre los
mismos seres humanos, la herramienta de la duda es selectivamente oculta y
distribuida.
Hubo quienes en la
historia, se plantearon esta necesidad, la de examinar la duda, y tomarla bajo
la lupa para converse y convencer que con ella se podían formar reglas que
llevaran a un pensamiento sin errores. Uno de ellos fue Renê Descartes. Este
francés en los años 1600 buscó la
inspiración en otros grandes Maestros y
Filósofos que también arropaban a la duda en sus enseñanzas en el Ágora;
Cicerón, Horacio, Virgilio, Homero, Píndaro, Platón y por supuesto Aristóteles.
Luego la cercanía del genial Isaac Beeckman que le insufló aires en las
matemáticas.
De Descartes veremos sus
reglas del Método que figura en una de sus geniales obras: Discurso del Método
Cartesiano, Reglas:
- Regla de la
evidencia: “No permitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con
evidencia que es lo que era; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y
la prevención, y no comprender en mis juicios más que lo que se me presentare a
mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese motivo alguno para ponerlo
en duda.”
- Reglas de
análisis: “Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes
como fuera posible y cuantas requiriese du mejor solución.”
- Regla de las
síntesis: “Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos
más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por
grados hasta el conocimiento de los más compuestos; suponiendo un orden aún
entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.”
- Regla de
comprobaciones: “Hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan
generales, que estuviera seguro de no olvidar nada.”
Se puede decir que estos
pasos para pensar son simples, casi pueriles; sin embargo si se llevaran a cabo
en, por ejemplo, las elecciones de los candidatos a gobernantes, el resultado
sería notablemente diferente a los que actualmente hay.
Esta norma utilizada como
herramienta simple y llana en las manos del vulgo, en el momento del voto,
evitaría toda manipulación previa pues haría que cada uno pensara por sí mismo,
y no cayera en las influenciables maniobras políticas. Al menos una gran
mayoría no lo haría (seamos consciente que tontos hay y habrá siempre).
Y es solo dudar, nada
más.
Ahora, debo aclarar que
la duda debe ser metódica y herramental de uso concertado. No se puede utilizar
de modo permanente, no es posible ir por la vida dudando de absolutamente todo.
Si bien el dudar nos abre la siguiente dimensión, una vez aceptado el
conocimiento, también incorporamos el equipaje que trae ese saber y por ende no
dudamos de ello.
La duda metódica bien
administrada nos debe abrir la posibilidad de ser sabios y la sabiduría es la
aplicación del conocimiento adquirido, ni más ni menos.
Claro que la duda como
herramienta puede construir.
Pensemos por un momento
que lo que construimos es una nave para surcar mares ignotos. La duda será
herramental y materia de esta nave al mismo tiempo, por lo que embarcados en
ella y hechados a la mar comenzamos un derrotero recto que nos lleve a una
verdad absoluta.
Tal como propone Hermes
Trismegisto, si todas son verdades a medias, navegaremos por exactamente la
fina línea que divide ambas mitades y comprenderemos la verdad completa. Solo
con la duda como método.
¿Es posible tal viaje?
¿Está la mente humana
preparada para hacerse a la mar de este modo?
Hacer pié en la siguiente
dimensión, no nos costó nada.
Llegar a una cuarta,
pocos lo hemos comprendido.
¿Cuántas dimensiones
quedan por acceder para conocer la verdad absoluta?
Imposible para la
evolución actual del ser humano. Deberemos contentarnos que tenemos con qué
abrirnos camino. Ahora poco a poco iremos descampando y haciendo el camino.
Dudando metódicamente y aceptado como verdadero aquello que comprendamos
sintiéndolo como propio, como adquirido personalmente. En ese momento habremos
alcanzado una media verdad.
Estos pensadores y
personajes de la historia dejaron su palabra al respecto:
“La duda es el principio
de la sabiduría.” - Aristóteles.
“Sin duda no hay progreso”
– Charles Darwin.
“Se mide la inteligencia
de un ser humano por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar” - Inmanuel
Kant
“El que duda, piensa” –
Carlos Dossi
“Nuestras dudas son
traidores que nos hacen perder lo que a menudo pordríamos ganar, al temer
intentarlo.” - Williams Shakespeare
“Duda de todo. Encuentra
tu propia luz.” – Buda
Y por último lo que dejó
dicho Ortega y Gasset: “Siempre que enseñes, enseña a dudar de lo que enseñes”
Gracias por leerme.
CML
Artículo cedido por CML,
Enrique Mondaini Ludueña. Publicación original en Isocratesvadir.