lunes, 10 de diciembre de 2012

Agua más barata y accesible para todos

Tres cuartas partes de la superficie de la tierra está compuesta por agua. La mayor parte es agua salada no apta para el consumo humano habitual, mientras que solo un porcentaje minúsculo corresponde al agua dulce que sustenta la vida en tierra firme.

En muchos lugares, sobretodo en islas y desiertos, el agua dulce que consumimos es prácticamente inexistente pero el ser humano es testarudo y, cuando se encapricha en habitar una zona determinada, se las ingenia para hacer llegar los recursos necesarios, el agua entre ellos.

Como publicamos en el artículo sobre el agua y las necesidades básicas, el suministro de agua está siendo privatizado desde hace ya muchos años por lo que el agua pasa a ser un negocio donde priman los dividendos de los accionistas por encima del bien común y de la vida. Recordemos que el agua es la esencia de la vida en la Tierra.

Así, en este artículo deseo hablaros de un vídeo que encontré en youtube acerca de la desalinizadora de agua de Alberto Vázquez Figueroa en el conocido programa de Cuarto Milenio presentado por Iker Jimenez.



El inventor y escritor lo explica todo de una manera sencilla y sublime:

  1. Cuando se inventa o patenta algo que puede beneficiar a mucha gente y deseamos saber si el proyecto saldrá adelante, la pregunta que debemos hacernos no es a quien beneficia sino ¿A quien perjudica?
  2. La empresa perjudicada no permitirá que el proyecto salga a la luz y pondrá todo su empeño y dinero en conseguir que el proyecto fracase.
En el vídeo, Alberto Vázquez Figueroa nos narra como el responsable de una compañía de agua le afirma que el coste de desalinizar el agua con los métodos tradicionales de desalinización era, en aquellos tiempos de la peseta, de 90 pesetas por metro cúbico frente a un precio de venta de 180 pesetas el metro cúbico. 
Por tanto, el margen o beneficio era del 50%, unas 90 pesetas por metro cúbico. 

Con una desalinizadora como la propuesta por el inventor, el coste sería 15 pesetas el m3 y claro, el gobierno, la prensa y/o toda la gente de la isla de Las Palmas, de España y del mundo entero, no les dejaría vender el agua a más de 30 o 45 pesetas (que ya sería un 200 o 300 % del coste de producción).

Si el responsable de la empresa de agua accedía a implantar el invento, el beneficio anterior de 90 pesetas por metro cúbico se reduciría a 15 o 30 pesetas el mismo metro cúbico, tres veces menos que antes. Lógicamente, sus jefes lo despedirían o degradarían si aceptaba ganar menos por el mismo m3 de agua.

Esto es un claro ejemplo de los peligros de privatizar determinados sectores como el agua, los bancos, la energía, la sanidad, la policía, el ejército, etc...

La primera regla de una empresa es ganar dinero, la segunda también y la tercera dice: Aplicar la primera que vuelve a ser: ganar dinero.

Un bien común como es el agua, necesario e indispensable para la vida de cualquier organismo, animal o vegetal, no debería estar en manos privadas, en caso contrario, ya habremos puesto un precio a nuestras propias vidas.

Ocurre exactamente con la energía y el petróleo pero sin duda, que ocurra en el agua parece mucho más preocupante ya que podemos vivir sin luz, sin ordenadores, sin coches, sin móviles pero jamás viviremos sin agua.
  



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